domingo, septiembre 16

ZARAGOZA, EXPO 2008


El presente documento surge como testimonio de la opinión de ciertos colectivos sociales y profesionales sobre las obras que se están realizando en el sistema fluvial del río Ebro a su paso por la ciudad de Zaragoza, con motivo de la organización de la EXPO 2008.



ANTECEDENTES



El 16 de diciembre de 2004 La Asamblea General de la Oficina Internacional de Exposiciones concedió a Zaragoza la organización de la Exposición Internacional 2008 con el lema AGUA Y DESARROLLO SOSTENIBLE. Asimismo, en octubre de 2005 el Ministerio de Medio Ambiente y el Ayuntamiento de Zaragoza suscribieron un “Convenio de colaboración para la recuperación de riberas con motivo de dicha Exposición”. Desde entonces, el meandro de Ranillas, como ubicación elegida para esta exposición y el cauce del propio río y sus riberas, están siendo objeto de numerosas intervenciones no acordes a los nuevos planteamientos del Plan Nacional de Riberas y la Directiva Marco de Aguas.

El meandro de Ranillas abarca 145 has de las que 120 debería haber constituido una gran zona verde para la ciudad que perdurara tras la celebración de la Exposición, tal cómo pueden leerse en la página web de la EXPO. “La intervención de la Expo 2008 en este enclave privilegiado ocupa un 25 % de su superficie para el recinto, y en el 75 % restante dibuja un parque que será el legado más importante para la ciudad de Zaragoza. De las 120 ha. que ocupa el Parque, la mitad(60 has) pertenecerán al ecosistema de la ribera y tendrán un tratamiento totalmente natural.
Sin embargo el conjunto del meandro se ha convertido en un gran Parque Temático ( hoteles, un campo de golf de siete hoyos un canal de aguas bravas, lagos, centro de policía, centro termal, centro acuático polivalente, estaciones de bombeo y un aparcamiento de 11 has para miles de coches). La única zona verde respetada es la correspondiente a la llanura de inundación de las avenidas ordinarias y que por ello no tendría otro posible uso que el de zona verde.
Pero además, el Plan de Recuperación de riberas se ha planificado con criterios exclusivamente arquitectónicos y como resultado de ello los proyectos y obras que se están realizando para nada tienen en cuenta el funcionamiento del ecosistema fluvial y la conservación del bosque de ribera. En este sentido cabe destacar las escolleras indiscriminadas, las talas abusivas de arbolado, la falta de control y seguimiento medioambiental de las empresas que están actuando, el dragado de 50.000 metros cubicos en el cauce del Ebro a la altura del Soto de Cantalobos con la finalidad de extracción de gravas para la construcción del Cuarto Cinturón y la liberación de miles de toneladas de piedras y sedimentos al cauce en la contrucción de puentes y pasarelas.


La construcción de un azud en el cauce del propio río Ebro ha sido hasta la fecha la obra que consideramos de mayor impacto ambiental. El Área de Calidad de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Ebro del Ministerio de Medio Ambiente consideró que la construcción del azud supondría una alteración importante de las condiciones hidromorfológicas del río en la zona, y que, probablemente debido al alto nivel de nutrientes de sus aguas, habría un empeoramiento de la calidad del mismo. En dicho caso se estaría en contradicción a lo prescrito en la Directiva Marco sobre el agua 2000/60/CE, art. 4.º, que trata los objetivos medioambientales para las aguas superficiales. La obra del azud ya está prácticamente terminada.

La última propuesta que ha colmado el vaso de la paciencia de numerosos colectivos ciudadanos consiste en la construcción y dragado de un canal en el río Ebro, incluyendo el tramo del Puente de Piedra, para que pueda navegar un barco de gran tamaño que necesita de un calado navegable de 1,20 metros, en contradicción con el informe técnico del propio Ayuntamiento que dejaba claro que no había más de 0,50 metros . Para esta navegación se pretende realizar un canal de dragado de 15 metros de anchura y 1,2 de profundidad a lo largo de un trazado de unos 2 kilómetros, alterando las condiciones naturales de una zona incluida dentro de un espacio protegido por el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del río Ebro y por el Plan de Conservación de la especie Margaritífera auricularia, mejillón en peligro de extinción.

Más de 30 colectivos ecologistas, vecinales y de defensa del Patrimonio, unidos a expertos en dinámica fluvial y recuperación de ríos, nos hemos unido este verano para exponer nuestra oposición a tales obras y dar contestación pública a los responsables de EXPO 2008, en especial al Ayuntamiento de Zaragoza, sin haber encontrado respuesta a nuestras demandas.


EFECTOS AMBIENTALES DEL CANAL DE NAVEGACIÓN EN EL EBRO

Si el azud ya supone una profunda alteración hidromorfológica del río, empeorando considerablemente su estado ecológico (Directiva Marco de Aguas) e introduciendo un elemento de riesgo transversal a la corriente (Directiva de Inundaciones), el canal de navegación y el dragado asociado constituyen un grave atentado contra el patrimonio histórico (puente), ecológico (seres vivos) y geomorfológico (el propio cauce) del río Ebro en Zaragoza.

El dragado va a alterar la morfología del fondo del lecho del Ebro, destruyendo sus estructuras sedimentarias que conforman la actual sucesión de rápidos y pozas. Al destruir la capa superior de sedimentos, los que están en contacto con la corriente hídrica, que son de mayor tamaño, quedarán al descubierto materiales de menor granulometría más fácilmente movilizables. Ello desestabilizará totalmente el fondo, que sufrirá cavitaciones, deslizamientos y colapsos[X2] . Las consecuencias de estos procesos no serán solo locales, sino que se originará erosión remontante que puede ser efectiva en varios kilómetros aguas arriba, así como procesos de incisión lineal que avanzarán aguas abajo, hasta encontrarse con el azud.

El dragado destruirá también un importante hábitat, afectando a numerosas especies acuáticas e hiporreicas y favoreciendo la expansión de invasoras.

Cuando por el río circulen caudales bajos o medios dominarán procesos de incisión o erosión lineal en el fondo de todo el canal de navegación, acentuándose la velocidad de la corriente hacia el ojo elegido en el Puente de Piedra. Esta corriente de fondo existirá aunque el azud esté cerrado.

En aguas altas y crecidas habrá dos fases, en ascenso y descenso de caudales, con notable incisión, pero también un proceso entre ambas de importante acumulación sedimentaria, aunque el azud esté abierto. Este proceso provocará la colmatación o relleno del canal, por lo que después de cada crecida y después de cada invierno (aguas altas) habrá que volver a dragar y a dar forma al canal. Esto supone un mantenimiento económicamente muy caro y unos efectos perjudiciales para la dinámica fluvial y la ecología del río.

El canal de navegación proyectado se comportará en buena medida como un canal de estiaje, acumulándose sedimentos a ambos lados del mismo, barras de gravas que podrán aflorar y ser visibles en aguas bajas. La conducción de la mayor parte del caudal hacia una sola arcada del puente puede implicar a medio plazo un riesgo en el mismo, por cavitación y socavación de los cimientos. Igualmente puede llegar a desestabilizar la orilla de la margen derecha del Ebro, aguas arriba y abajo del puente, con efectos que podrían ser graves teniendo en cuenta el material aluvial que conforma en exclusiva el sustrato. De hecho, aguas abajo del Puente de Piedra puede preverse como efecto del canal que la margen derecha, actualmente sedimentaria, se transforme con rapidez en erosiva.


CONSIDERACIONES Y PROPUESTAS


Atendiendo a los hechos comentados, consideramos que el dragado y el canal de navegación propuestos en el río Ebro deberían ser descartados por cuanto empeoran dramáticamente su estado ecológico, desestabilizan la geomorfología fluvial e incrementan el riesgo, a la vez que con ellos se incumplen directivas europeas y se introducen unas continuas servidumbres de costoso mantenimiento, claramente insostenible. El río Ebro en Zaragoza siempre ha sido navegable pero con unas embarcaciones adaptadas a un río mediterráneo. Defendemos y apoyamos intervenciones que favorezcan el disfrute ciudadano del río pero sin generar un impacto en el mismo.

El proyecto de dragado para la construcción de un canal de navegabilidad representa un mal ejemplo para la educación ciudadana, ya bien entrado un siglo XXI en el que nuestros mayores esfuerzos deben centrarse en la restauración fluvial y no en seguir degradando los ecosistemas fluviales. Constituye, en suma, un retroceso en la política ambiental de nuestros ríos y un triste ejemplo para los observadores europeos de lo que no debe hacerse en los mismos.

Además, sentaría un precedente muy negativo para defender la buena gestión y restauración de los ríos frente a otros demandantes de dragados de poblaciones cercanas, teniendo en cuenta que la finalidad de este dragado es meramente lúdica y sin ninguna connotación de prevención de riesgos. Tampoco se podría admitir en Zaragoza un dragado por el hecho de que se trate un ámbito urbano o de una exposición universal de interés general, ya que ninguna directiva europea otorga privilegios ambientales a los sectores fluviales urbanos por estas razones.

El Ebro es un río y no un canal al servicio de una empresa turística o al servicio de la Expo 2008 como evento de carácter efímero. Adaptar el río a los barcos como se pretende, y no los barcos al río como debería ser, supone un planteamiento irracional y un paradigma de “insostenibilidad”.

El Ebro en su conjunto es un patrimonio natural que debemos defender y conservar porque cumple funciones (hidrológicas, biológicas, estéticas, paisajisticas…) y nos da servicios mucho más valiosos que la limitada navegación por un tramo de dos kilómetros . Es necesario dar un cambio en la visión de los ríos, un cambio hacia el respeto, el conocimiento y la sostenibilidad.

En el entorno en el que se plantea la construcción del canal existen bienes culturales como el Puente de Piedra que constituyen un patrimonio cultural a respetar y que pueden verse afectado no solo como resultado de la construcción inicial del canal sino por la socavación de los cimientos al orientar la mayor parte del caudal hacia una de las arcadas.

Por todo lo expuesto

- Consideramos que se ha aprobado e iniciado la construcción de dicho canal sin sopesar las repercusiones ambientales, patrimoniales y económicas del mismo y sin facilitar una información plural a la población que le permitiera contar con un criterio de opinión razonado.
- Consideramos que es viable la navegación con embarcaciones de menor calado que respeten la dinámica natural del río y que constituyen una solución razonable al problema generado
- Demandamos la urgente paralización de dicha obra hasta tanto se constituya una comisión de expertos plural que informe a los ciudadanos y a los grupos políticos municipales quienes deberán decidir en consecuencia.


Como conclusión general pensamos que la mejor imagen que podríamos ofrecer en la EXPO 2008, es la recuperación sostenible y ecológica del río Ebro, haciéndola compatible con un desarrollo económico y cultural de la ciudad de Zaragoza. Es en esta línea donde deberíamos dar ejemplo de buenas prácticas a otros lugares del mundo, aprovechando la oportunidad para ser un referente internacional de gestión del agua y de recuperación sostenible de nuestros ecosistemas fluviales.


Zaragoza, Septiembre de 2007

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