martes, agosto 5

>LECCIONES DEL EBRO<
30 de Julio/ Heraldo de Aragón. // Foro del agua.

El nuevo dragado del Ebro, menos de un año después, constituye una muy mala práctica ambiental y una imagen fluvial penosa para los visitantes de la Expo. Demuestra también el dinamismo del río, que nos está regalando valiosas lecciones en los últimos meses, lecciones para los que no sabían cómo funciona y para los que, sabiéndolo, se empecinan en un proyecto de navegación insostenible, nada acorde con las condiciones del río. Es comprensible la ilusión de muchos zaragozanos por ver embarcaciones en el Ebro, pero no es admisible que los barcos elegidos exijan un azud y continuos dragados. Supone un coste económico (inicial y de mantenimiento) inadmisible, así como un coste ambiental impresentable en 2008, cuando estamos implementando directivas europeas y restaurando ríos. Mientras otras ciudades europeas devuelven naturalidad a sus cursos fluviales, Zaragoza en el año de la Expo incrementa la domesticación del Ebro retrocediendo 40 años en el tiempo. El Ebro no tiene nada que ver con el Sena, el Támesis o el Danubio. Es un río mediterráneo y de gravas. Sus fluctuaciones hidrológicas son importantes, siempre tendrá crecidas y estiajes y se presentarán de forma irregular. Su lecho de gravas es inestable, así que cualquier dragado tendrá siempre una fecha de caducidad muy corta, pues las siguientes aguas altas movilizarán los sedimentos y los recolocarán.

Hay que valorar al Ebro como es y no empeñarnos en importar una imagen de postal. Hay que educar en los valores del Ebro como sistema natural. Hay que recordar el papel en el sistema y en el paisaje fluvial que tiene cada grava del río: quitar una sola piedra es tan grave ambientalmente como matar a un pez o extraer una margaritífera.

El Ebro demostró su capacidad de recuperación en la pasada primavera. Unos episodios de aguas altas y una pequeña crecida fueron más que suficientes para mover y reclasificar los materiales del lecho. Ahora se alude a la estratagema oficial de que hay que dragar para retirar los materiales de las penínsulas. Pero esto no justifica el dragado, porque esos materiales ya han sido movilizados por el río y mezclados con los naturales. Además, si se sacaron del río lo correcto es que vuelvan a él. Las gravas delante de Helios estaban perfectamente clasificadas (ordenadas por tamaños) por el río de forma natural antes del dragado del año pasado y lo vuelven a estar hoy después de las últimas aguas altas ¿Cuáles son los restos de las penínsulas?
El Ebro ha irregularizado su lecho, pero no lo ha elevado, principalmente porque en el tramo recto urbano la pendiente del cauce es relativamente alta y los sedimentos circulan bien. A partir de ahora se acumularán en el azud.

El Ebro seguirá dando lecciones y rompiendo argumentos oficiales. Ya han aparecido al pie del azud los síntomas de incisión: el lecho de gravas al descubierto, colgado en el centro, y dos canales más activos y profundos en los laterales. Ya han aparecido en la margen desde el Parque Dvo. Ebro hasta la Almozara los primeros descalzamientos en la nueva escollera, en una curva que por su baja pendiente (0,3 por mil, tres veces menos que en el resto del tramo urbano) siempre fue muy estable. Y muchos más procesos iremos estudiando en el futuro, sobre todo en las próximas crecidas, que afortunadamente nuestro gran río mediterráneo aún es capaz de vivirlas.

Alfredo Ollero Ojeda
Profesor Titular de Geografía Física, Universidad de Zaragoza
Miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua.


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